Can Tunis
"José González y Paco Toledo son los directores de Can Tunis, una película documental que muestra la vida de los últimos meses del barrio de Barcelona. Tras casi tres años conviviendo a diario con las familias del barrio, los directores presentan mañana en el cine Casablanca de Barcelona su película, con el ánimo de no dejar indiferente a nadie.
-¿Cómo se plantearon hacer un documental sobre el barrio de Can Tunis?
-Sabíamos que el barrio iba a desaparecer, había un plan municipal para acabar con él y pensamos que sería muy interesante hacer un documental sobre el fin de esta barriada. Es un lugar que tiene muchas historias para contar, desde el negocio de la venta de droga hasta el papel de la infancia en ese barrio. Teníamos claro que no queríamos hacer un reportaje periodístico, porque teníamos la intención de adentrarnos con profundidad a la realidad de Can Tunis. Tampoco pretendíamos hacer una ficción cinematográfica, ni hacer actuar a nadie. Quisimos convertir la cámara en un elemento transparente que mostrara la pura realidad de la vida en el barrio.
-Supongo que sería difícil establecer contacto con los habitantes de Can Tunis...
-Eso fue lo más complicado. Nos introducimos en el barrio a través de un contacto, les planteamos la idea de hacer un documental y nos reunimos con ellos para ver qué opciones teníamos. En la reunión nos presentamos con una cámara doméstica y nos sentamos alrededor de una fogata. Al principio nos mintieron porque desconfiaban de nosotros, creían que por nuestro aspecto éramos policías. Pero nosotros insistimos para ganarnos su confianza, les hicimos fotos y vídeos en alguna boda o celebración. La clave fue establecer una buena relación con las mujeres, que en realidad son las que deciden muchas cosas. Ellas controlan la economía doméstica, son las que dirigen en la oscuridad, aunque de puertas hacia fuera parezca que el hombre lo decide todo.
-¿Cuánto tiempo dedicaron a establecer una confianza con la gente del barrio?
-Unos 6 meses. Durante ese tiempo íbamos a diario a Can Tunis, algunas veces con la cámara, y fuimos conociendo la realidad del barrio y sus conflictos. Nos ganamos la confianza de varias familias y también de muchos toxicómanos y todos ellos fueron aceptando la presencia de la cámara de una forma natural.
-¿Se plantearon el documental como una opción de hacer denuncia social?
-La pretensión principal es presentar una mirada de Can Tunis sin prejuicios, mostrando una realidad en la que conviven historias duras con alegría. Durante los casi tres años de rodaje vimos morir a unas cuantas personas, ves a niños jugar al lado de toxicómanos inyectándose heroína, gente que cambia coches por droga, personas viviendo en pésimas condiciones higiénicas... pero a la vez presencias la capacidad de la gente para tirar adelante y luchar por su vida, además de vivir momentos alegres, como en las bodas y otros festejos. Los espectadores pueden entender todo esto como denuncia social, pero nosotros lo vemos como una necesidad de entendimiento entre personas y etnias distintas.
-¿Dentro de Can Tunis se vivía el racismo?
-El racismo es una separación que se crea en base al desconocimiento. Como la comunidad gitana de Can Tunis estaba marginada de la sociedad, ella optaba por distanciarse de la cultura dominante, pues no la entendían. En las primeras semanas de rodaje, cuando comíamos con las familias nos daban vasos y platos de plástico que luego tiraban a la basura, porque les daba asco. Esta situación cambió radicalmente cuando nos ganamos su confianza. Lo mismo les sucede a ellos cuando están fuera de su comunidad, ven a los payos como una comunidad hostil hacia ellos y por eso a veces reaccionan con violencia.
-¿Qué papel jugaba la droga en el barrio?
-Tenía mucha importancia, ya que era el motor económico principal del barrio. Entre 800 y 1200 toxicómanos acudían a diario a Can Tunis para adquirir estupefacientes. Eso no significa que todo el mundo fuera narcotraficante, pero sí es cierto que todos los habitantes del barrio tenían un contacto directo con el mundo de la droga, ya sea como espectador en primer plano, como implicado en el consumo o en su distribución. Hasta los años ochenta Can Tunis era un barrio sin apenas recursos económicos. La entrada de la droga enriqueció a algunas familias, pero a la vez las destrozó porque causó muchas muertes y problemas judiciales. La generación que ahora tiene alrededor de 35 años tiene una descompensación de género muy importante porque muchos hombres han muerto a causa de la droga.
-¿Cómo ha acogido la comunidad de Can Tunis el documental?
-Están muy contentos con la película que hemos creado. Ven su vida bien reflejada en el film. Eso es un motivo de alegría para nosotros porque justamente era nuestra idea, mostrar la realidad sin calificar a nadie de delincuente ni tener ningún prejuicio. Hicimos un preestreno para la gente del barrio en el que se presentaron casi todos los habitantes de Can Tunis. Durante el rodaje ellos no tenían conciencia clara de lo que era un documental, pero cuando lo vieron en la gran pantalla lo entendieron y les gustó mucho la idea de que sus vidas fueran las protagonistas de una película.
-¿Tras esta experiencia como se os quedó el cuerpo?
-Fue una experiencia dura, pero a la vez bonita y muy intensa. Tuvimos la ocasión de conocer a 'Los Chichos' y a los 'Mártires del Compás', que además se prestaron a ofrecer algunas de sus canciones para la película. Nos ha gustado trabajar en este proyecto porque hemos hecho un documental entretenido, que no es pesado ni quiere ser intelectualoide. La gente que lo ve sale conmovida porque ve las diferencias entre la Barcelona del diseño y la dura realidad de uno de sus barrios. Es una película que remueve sentimientos.
Autor: Ramón Vila, extraído de La Vanguardia.
Etiquetas: drogas, televisión
1 Comments:
otro mundo oiga..
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