jueves, octubre 15, 2009

Corea, día 3: Presentation day



La presentación fue esta mañana, la hice en una sesión llena de asiáticos que no hablaban ni una palabra de inglés (yo era el único no-rasgado, quitando los chairmans, dos yanquis y un hindú). Las preguntas, por tanto, vinieron de ellos, en una hice la clásica 13-14 ("son cuestiones que afrontaremos en un futuro, no todavía") y otra la pude responder. Flipante lo poco que habla inglés esta gente. He llegado a ver como americanos en perfecto inglés les preguntan algo después de la presentación y los tíos se quedan callados porque no entienden la pregunta. En la mayoría de las presentaciones vuelcan todo el texto y se limitan a leer la pantalla. Divertidísimo. Como chupar clavos.


Para comer nos juntamos con una gente de Stuttgart que conocíamos de un evento friki del año pasado, y nos fuimos a dar una vuelta por los alrededores. Al parecer, la cantidad de edificios raros que hay cerca es porque en 1993 se celebró la Expo en Daejeon (como la Expo de Sevilla en el 92) y tienen toda clase de pabellones y demás que ha quedado de entonces. Como en Sevilla, está medio abandonado y es una estampa bastante rara, como si fuera un pueblo fantasma del futuro. Hay un pequeño parque de atracciones y nos metimos a dar una vuelta en la montaña rusa que tenían por ahí (que tuvieron que abrir para nosotros, prácticamente). Un poco de folclore que nunca viene mal.


Para cenar decidimos arriesgar nuestro sistema digestivo una vez más y tras pasear un poco por el mundo de neón, nos metimos en el sitio más lleno de gente que vimos, todo de madera menos el techo, empapelado con mangas coreanos. Nos sentamos, cogimos nuestros palillos de metal (sí, aquí son de metal) y nos pasaron el menú, que venía pegado sobre un disco de vinilo del Georgie Dann local (no me puedo inventar estas cosas). Todo en coreano sin fotos. Nadie habla inglés. ¿Qué comemos? Por suerte, teníamos un pequeño libro de frases útiles, le dijimos que nos trajera "su especialidad" y tuvimos suerte, eran como albondiguillas aplastadas con vegetales y salsa no muy picante, para variar. Más cosas diferentes de los restaurantes coreanos: la cuenta va pegada a la mesa con un imán, y van escribiendo lo que pides. Para pagar, la coges y la llevas a un mostrador que hay en la puerta. La mayoría de platos son para compartir, no pides sólo para tí. Normalmente se puede ver como cocinan, no está tan separado como en Spain.


Nos fuimos a tomar una caña por ahí, y ahí va otro dato gracioso. No hay bares en Corea a ras de calle. Es decir, siempre están en edificios del segundo piso para arriba. Y claro, no tienes ni idea de donde te metes, encima todo está anunciado con neones locos que cada sitio parece un centro comercial de putis. Pero bueno, vimos cual oasis en el desierto unas letras occidentales "Beer Garden" en el cuarto piso de una casa, y decidimos meternos, era un bar normal con temática alemana (y posters de Titanic, kitsch a saco). Las mesas tienen agujeros refrigerados para meter la cerveza, gran idea, en Madrid podíamos meter a algunos cuando su nivel de calentura se pone en nivel volcán... Mañana último día en el congreso, ya os contaré. Annyeonghi gaseyo (reverencia).

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3 Comments:

Blogger FLB said...

Al leer esto siento como q estas queriendo decir q gastaste saliva al pedo? XD porq recalcaste mucho q no te entendian una goma
Por otro lado cheee la comida coreana esta buena
Por lo visto la estas pasando bien (sacando los lavados estomacales q vas a tener en el futuro)

PD: en cuanto a los bares para mi q quisiste entrar en donde aclaras, pero despues se dieron cuenta q era un bar y dijeron uhh, bue ni modo ya ahaha

3:26 p. m.  
Blogger La Magia de lo Cotidiano said...

chairman??
hay un superheroe de sillas??

9:31 a. m.  
Anonymous Anónimo said...

Nico! de qué iba tú presentación? cuáles son esos asusntos que abordaréis en el futuro? también nos interesa el contenido de tu trabajo, no sólo cómo lo pasaste de bien!! ;-)

4:31 p. m.  

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